La pasión mueve a los moteros. Un vehículo de dos ruedas es mucho más que un artilugio para desplazarse, casi implica una forma de ser, intensa, entusiasta, enardecida como un tubo de escape rugiente.
En Motos Flandro lo tienen muy claro y por eso su tienda más que un establecimiento comercial es como un templo en el que se reverencia todo lo relacionado con el motociclismo, en especial, a las personas que lo disfrutan. Allí también les mueve la pasión. Normal, sus impulsores son moteros añejos, de los de chupa de cuero con pedigrí.
Motos Flandro es un negocio familiar emprendido hace 32 años por Saturnina Garralaga, ‘Satur’, y Mariano Remiro, un matrimonio apasionado por las motos que las vendían y reparaban en un local de Camino las Torres/calle Colón. Junto al taller y el concesionario, regentaban también una tienda con todo tipo de complementos para los moteros.
Pero la crisis de 2008 le abrió los ojos a Satur y desde entonces el negocio cambió de orientación. “Las crisis también están para tomar decisiones y yo lo vi claro”.
A partir de ese momento, el grueso del negocio de Motos Flandro, impulsado por Satur, se centró exclusivamente en los aditamentos moteros, mientras Mariano Remiro mantenía su pequeño local de venta y reparación de motos en la calle Colón. Satur y sus complementos se trasladaron a un amplísimo e iluminado local de la calle Luis Vives, donde la experiencia de compra es una gozada.

Motos Flandro

Un cliente busca guantes en la amplia oferta de Motos Flandro. Foto: Juan Manzanara

Una tienda magnífica

La tienda de Flandro rompe con todos los esquemas del comercio familiar, al que suelen lastrar unos espacios algo constreñidos y una disposición del género, una imagen global del recinto que a veces no satisfacen las exigencias del consumidor actual.
En la tienda de Satur es todo lo contrario. Entrar allí y salir sin comprar nada resulta poco probable. Las cazadoras, los cascos, los guantes, los protectores… se te meten por los ojos y te asaltan perfectamente ubicados y ordenados durante el apacible paseo por un recinto comercial que invita a comprar sí o sí.
Comodidad, amplitud, estética, buen servicio… Satur, esta mujer enérgica, dinámica, enamorada de las motos y con las ideas muy claras, no tiene duda: “tenemos que cuidar a nuestra clientela. Compartimos una pasión que debe ser mimada en todos sus aspectos”.
Las motos han sido tradicionalmente cosa de hombres. Pero el toque femenino de Satur y su energía y la de otras mujeres que le acompañan en la aventura han logrado que Motos Flandro esté un peldaño por encima de otras propuestas moteras, tanto en calidad como en atención al cliente.
De hecho, la reorientación del negocio tuvo su origen en la marginación femenina en el ámbito motero. “Lo que más me incentivó hace 20 años a centrar el negocio en complementos, ropa y demás, fueron lo inadecuadas que resultaban para las mujeres las vestimentas moteras. Era un sufrimiento. Y lo digo por experiencia”, relata Satur.
Este empeño por tratar de satisfacer a una parte de la clientela que iba en sensible aumento, sobre todo en lo que respecta al ámbito urbano de las ‘scooter’, se hizo extensivo hacia todo el colectivo motero y Motos Flandro fue perfeccionando a pasos agigantados su oferta en complementos, imprescindibles (algunos obligatorios, como el casco) para desplazarse sobre una moto.

Motos Flandro

Satur ordena uno de los espacios de su amplia y atractiva tienda. Foto: Juan Manzanara

El negocio va como una moto

El resultado es que este negocio familiar se ha convertido en una pequeña empresa, sociedad limitada, en la que trabajan de manera fija seis personas (una de ellas, hijo de Mariano y Satur), con amplia repercusión en la ciudadanía motera zaragozana, pero con numerosos clientes de todo el tercio norte peninsular, además de una potente presencia en Internet, por donde le vienen no pocas compras, según resalta la dueña.

Precisamente la venta digital es ahora uno de los puntos fuertes de la empresa, que factura por toda España a través de su web y tiene ganado un merecido prestigio en el ámbito del comercio electrónico, algo que atestigua su magnífica página www.flandro.com.

No ha sido fácil y todos los implicados en el negocio trabajan muchas horas para que éste siga adelante, manteniendo las altas cotas de calidad que ha impuesto Satur, quien ahora está dirigiendo la actividad hacia una especialización en protección y seguridad de los moteros.

“Sobre todo en la conducción urbana se percibe un escaso compromiso con la protección (ropa inadecuada) y la seguridad (cascos inconvenientes, guantes inapropiados). Y eso que la nueva normativa exige como obligatorios algunos complementos que deben estar homologados. Pero seguimos teniendo que insistir mucho en la necesidad de equiparse bien. Para ello hay muchas opciones con diferentes precios”, explica Satur.

La responsable de Motos Flandro rebate que ir en moto tenga que ser algo caro. A su juicio, el abanico de ofertas y precios es muy amplio, aparte de que hay que tener en cuenta “el partido que se le saca a la inversión, porque gastar en algo que te produce tanta satisfacción significa orientar bien el destino del dinero”.

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El equipo completo de Motos Flandro. Foto: Juan Manzanara

Servicio esmerado

La clientela de Motos Flandro percibe esas sensaciones. Da gusto ver cómo se manejan Satur y los suyos con los potenciales compradores, siempre atendidos con rapidez y cordialidad, dedicándoles tiempo, probándose los propios tenderos las prendas u otros aditamentos para mostrar sus bondades, explicando su manejo, detallando su composición…
El resultado es que la clientela de la tienda “es fiel, muy fiel, y compuesta por generaciones enteras. Atendemos a niños cuyos abuelos moteros ya se equiparon con nosotros”, relata Satur.
La continuidad en el negocio parece asegurada y el empeño de su dueña por abarcar al máximo las demandas de la clientela les está llevando también a cubrir una parcela dedicada a la bici para los más pequeños, “que en el futuro, cuando se vayan desarrollando, se convertirán en moteros”.
Motos Flandro se ha convertido en una iniciativa de éxito en la pujante actividad empresarial y comercial zaragozana de pequeñas y medianas dimensiones. Por eso se ha tomado como ejemplo desde el Ayuntamiento de Zaragoza como exponente de modelo para encauzar un desarrollo profesional armonizado con aficiones y gustos personales, y como muestra de que un negocio familiar llevado con pasión y profesionalidad tiene muchas posibilidades de salir adelante.
Además, el éxito de Satur y Mariano, lo disfrutan muchos zaragozanos a quienes surten y atienden con esmero.

Motos Flandro

Mototerapia

Las motos también tienen poder curativo. Lo asegura Satur, la responsable de Motos Flandro, pero también muchos moteros que disfrutan con las dos ruedas.
Las intensas sensaciones que proporciona viajar sobre estos vehículos (el viento en la cara, percepción de olores, perspectiva abierta, expansión…) “te ayuda a liberarte de tus agobios, de tus angustias y te permite un disfrute total”, afirma Satur, quien indica que hay centros para niños discapacitados psíquicos que están utilizando experiencias con motos como medio de transmisión de emociones positivas.
El colectivo motero defiende las salidas de fin de semana como método para acumular impactos agradables que te ayudan a afrontar con energía y optimismo el resto de la semana.
Es la ‘mototerapia’, una sanación infalible para mentes estresadas, insiste Satur, quien pone como ejemplo a su propia hija, que trabaja de contable en Barcelona: “ella sale los fines de semana en moto y luego va toda la semana suave, suave”.
Este efecto sanador de la moto justifica todo el gasto que implica moverse en dos ruedas, además del propio vehículo, porque se trata de una inversión generadora de grandes beneficios.
Satur lo tiene claro una vez más: “Me compro un traje, un bolso, unos zapatos caros y luego apenas los uso. Pero con la moto: te equipas a tu gusto, preparas el viaje con toda ilusión, lo saboreas a tope, te produce enorme satisfacción y lo recuerdas para toda la vida. Eso sale baratísimo”.