Tradicionalmente siempre se ha considerado que la inversión en innovación era algo destinado a las grandes compañías, con elevados presupuestos para desarrollar nuevos productos y con grandes equipos de ingenieros trabajando en la búsqueda de soluciones revolucionarias. Sin embargo, lo cierto es que es un proceso del que también puede formar parte el pequeño comercio, que la debe entender como una forma de actuar para identificar necesidades y detectar nichos de mercado a los que poder dirigirse.
De este modo, la innovación no tiene por qué ir ligada exclusivamente a la creación de nuevos productos, sino que se puede aplicar a otros muchos ámbitos, desde los servicios al comprador, la gestión de recursos humanos o el interiorismo. Así pues, y más en un mundo globalizado como el actual, el pequeño comercio también debe auto exigirse la adopción de metodologías y soluciones innovadoras que mejoren su competitividad y que les permitan dar respuesta a las necesidades de sus clientes y a las exigencias del mercado.
Ofrecer nuevos servicios, conseguir mejorar la experiencia de compra, conocer mejor a sus clientes, integrar el espacio físico y digital de su negocio… aplicar fórmulas innovadoras puede mejorar la adaptación de los comercios al consumidor del futuro, que cada vez será más exigente y dispondrá de mayor información.
Y es que esa nueva forma de comprar hace que el comercio se tenga que enfrentar diferentes retos, desafíos que hay que hacer frente con innovación, creatividad e ingenio, consiguiendo aumentar la cadena de valor y consiguiendo que sus clientes dejen de simplemente ir de compras para tener una experiencia memorable.
En este sentido, las nuevas tecnologías ponen al servicio de los comerciantes una serie de herramientas de gran potencial. Por ejemplo, incluso una pequeña tienda es capaz de disponer de gran cantidad de información de sus clientes. Esos datos, aplicando técnicas de big data, pueden ayudar a los empresarios a tomar mejores decisiones, a adelantarse a las necesidades, analizar tendencias…
Así, los programas de fidelización son capaces de identificar patrones interesantes en el comportamiento del consumidor, y cada vez pueden adquirir y analizar más datos que pueden ser empleados en diversos aspectos del negocio, como en el diseño y creación de promociones de marketing. Además, distintos softwares de gestión y CRM (customer relationship management) pueden ayudar a mejorar la eficiencia y optimización de los distintos procesos que el empresario tiene que afrontar en su día a día.
Pero además, la innovación en el comercio no siempre tiene que ir ligada a una gran inversión o a un avance tecnológico, sino que pueden ser la consecuencia de ideas creativas o de un proceso de reinvención de negocios tradicionales.
Desde la propia concepción de una idea novedosa o diferente de negocio, pasando por el diseño del espacio de venta o la estrategia de creación de marca, hasta la apuesta por la especialización en un producto único, la innovación puede ser algo más dependiente de la imaginación, que de recursos financieros y tecnológicos.
MEDIOS DE PAGO
Progresivamente las operaciones en efectivo están siendo cada vez menos frecuentes. El empresario tiene que ofrecer soluciones a sus clientes, por ello, muchos locales comerciales cuentan ya con terminales TPV que permiten realizar el pago con tarjeta de forma cómoda, sencilla y segura.
En esta línea, el siguiente paso es el pago por teléfono, para lo que será necesario contar con un datafono con tecnología NFC, también conocida como “contacless”, algo de lo que ya disponen muchos comercios, por lo que la infraestructura no debería ser un problema para que las tiendas puedan aceptar esta forma de pago. Entre otras ventajas, el pago por móvil es aún más rápido que el pago con tarjeta.
En cualquier caso, se trata de un fenómeno que según las tendencias no va a dejar de crecer, por lo que también el pequeño comercio debería prepararse y ofrecérselo a sus clientes.