Aunque este estudio está limitado a locales con actividad comercial, es inevitable no hacer referencia al Gran Café Zaragoza. Un café que ocupa el lugar que durante décadas ocupó la mítica Joyería Aladrén que ha mantenido la estructura
original del antiguo comercio, destacando elementos como la fachada, con su gran marquesina exterior, o los preciosos artesonados de su interior. La Joyería Aladrén, inaugurada un 11 de octubre de 1885, justo el mismo día que a muy pocos metros se inauguraba el Pasaje del Comercio y de la Industria, más conocido como Pasaje del Ciclón.

El local, declarado Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés en 2002, fue realizado por el arquitecto Luis Aladrén y nació como un comercio de lujo para dar dar servicio a la burguesía que comenzaba a instalarse en la calle Alfonso. En el exterior, la antigua joyería presentaba una fachada en chaflán (perfectamente conservada en la actualidad), con varios escaparates
enmarcados por plafones rectangulares con plata repujada y sobredorada con motivos vegetales y una gran marquesina metálica fabricada con piezas de fundición y cristales que cuenta también con un reloj.

En el interior, la antigua joyería contaba con tres salas que se han adecuado en la actualidad al uso hostelero, aunque manteniendo la decoración y el sabor de finales del siglo XIX. En el interior, destaca especialmente la sala principal, la más amplia, cubierta por una techumbre con casetones sujeta por columnas de hierro. También destaca la antigua trastienda, o Salita de Luis XIV, llamada así por su profusa decoración. En el chaflán, se encontraba el despacho del propietario de la joyería, hoy reconvertida en un pequeño y encantador saloncito del café con vistas a la calle Alfonso.