Esta zapatería de aires elegantes es una de las tiendas más antiguas de la calle Don Jaime I. Con la cuarta generación al frente de este negocio, La Alicantina hunde sus raíces en la provincia de Alicante. Allí, un joven llamado Antonio Mas
Candela emigró desde Crevillente a Zaragoza. Quiere ver a su hermana, y se enamora de Lucía, una joven de Teruel con la que forma una familia. En ese momento, este joven creó un negocio en el número 34 de la calle Don Jaime, que luego trasladó a su actual emplazamiento en el número 20.

En un principio, el negocio familiar mantuvo la tradición alicantina de vender colchones, esteras y horchatas de verano. Pero pronto, el negocio cambió su orientación, y la segunda generación se enfocó a la venta de  alpargatas, comenzando así una saga familiar dedicada al mundo del calzado.

Un mundo en el que La Alicantina todavía está inmerso más de cien años después, siendo sinónimo de un calzado de calidad que sigue teniendo una clientela fija y fiel en unas de las tiendas con más sabor de la ciudad, gracias a un espacio en el que destaca la gran lámpara de araña presidiendo un espacio de dos pisos en el que los zapatos de calidad son los protagonistas.