La pastelería Fantoba es uno de los comercios con más solera de la ciudad. Por historia, y por los productos que allí venden. Situada en la calle Don Jaime I desde mediados del siglo XIX (cuando fue bautizada como ‘La Flor del Almíbar’ en alusión a uno de los dulces que allí vendían. Fantoba es una de las pastelerías más clásicas de la capital aragonesa. La tienda ha permanecido prácticamente inalterable desde que fue inaugurada en 1856 por los hermanos Fantova, conservando la preciosa fachada en madera creada por el arquitecto Ricardo Magdalena en estilo neoegipcio.

Y si su exterior es una maravilla, el interior de Fantoba sigue esa misma línea, con estanterías en madera de roble flanquedadas por columnas, mostradores de mármol… Además, en Fantoba también conservan el instrumental de elaboración de dulces, como la piedra negra de Calatorao, con la que todavía se sigue haciendo elaborando el guirlache en su obrador.

Entre las creaciones dulces que podemos ver en escaparates y mostradores, hay que destacar las frutas de Niza, los macarons, las Frutas de Aragón, las pastas de té, su deliciosa selección de bombones y trufas, o las tartas artesanales y los hojaldres, sin olvidarnos de postres típicos de determinadas fiestas, como el Roscón de San Valero, el tradicional guirlache, o los turrones artesanos.